Expedición al Aconcagua

Para mí el Aconcagua es una montaña especial. Por el momento y por cómo surgió aquella primera expedición.

Año 2003. Ya había empezado a formarme para ser guía de montaña. Tal vez me has leído que decidí estudiar para ser guía de montaña porque tuve un maestro en el mundo del guiaje: Fernando Garrido. Era el guía al que contrataban mis padres. Le veía cómo trabajaba y me dije que quería dedicarme a lo mismo; haciéndolo como él, a ser posible.

Y, ¿quién crees que me propuso ir al Aconcagua en 2003? Fernando Garrido.

Él había ido allí más de 20 veces. Tenía un grupo cerrado para ir allí en pocas semanas y uno de sus clientes no podía ir. Solo tenía que pagar el avión.

¿Cómo decirle que no a la persona que me había llevado a ser guía? ¿Cómo decirle que no a la oportunidad de ver cómo trabajaba en una expedición fuera de Europa? Sin dudarlo dos veces, ahí me fui.

Y, ¡eso sin tener en cuenta que hablábamos del Aconcagua!

Si nos olvidamos del Himalaya, el Aconcagua sería la montaña más elevada del mundo. No es cuestión de eliminar del mapa nada. Ni de jugar a suposiciones.

Estamos hablando de la montaña más elevada del continente americano y del Hemisferio Sur.

De hecho, al estar tan al sur la concentración de oxígeno es menor que en el Ecuador. Vamos, que los 6.961 metros del Aconcagua no se pueden comparar en cuanto a concentración de oxigeno con lo que encontramos en el Himalaya. Eso sí, no es necesario utilizar ayuda externa para subir a la cima.

La altura es una de las motivaciones de la gente para ir al Aconcagua. Ver cómo se comporta su cuerpo.

Otra gran razón es el simbolismo de esta montaña, ya lo he dicho: el techo de América. De hecho, hay mucha gente que quiere subir la montaña más alta de cada continente: Siete continentes, Siete montañas.

En general, el Aconcagua presenta un terreno seco, sin nieve (salvo este 2025, donde hemos encontrado nieve a partir del campo 3), algo que facilita su ascensión, pero no te creas que es un paseo, para nada, porque la altura juega en nuestra contra. Nos lo tenemos que currar, aquí no regalan nada, pero pasa eso estoy.

En enero de 2025 he vuelto al Aconcagua con una expedición a la que he sido el guía, siguiendo los pasos de mi gran maestro.

La mejor época para ascender al Aconcagua es en diciembre – enero, durante el verano austral. Este año he guiado una expedición en enero y en diciembre volveré.

La expedición que he organizado simplifica para mis clientes todo el proceso del viaje, la aproximación, la aclimatación y el ascenso a la cumbre. Yo soy su «ventanilla única». Yo me encargo de gestionarlo todo, además de guiarlos hasta la cima. La logística la tenía ya subcontratada.

Ha sido una expedición donde solo me han acompañado cuatro clientes.

La ruta elegida ha sido la travesía 360. Mejor que lo veas tú mismo en este vídeo que he hecho a modo de resumen:

En 2026 volveré a organizar una nueva expedición al Aconcagua.

Será una expedición donde solo me acompañarán cuatro clientes.

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